Redacción – El profesor español Francisco Oya denuncia por lo penal el acoso laboral que le obligó a retirarse de las aulas antes de lo previsto en Cataluña. Barcelona, 20 de mayo de 2024.
Francisco Oya, español, docente en Cataluña desde el año 1984, denuncia en los tribunales que fue acosado laboralmente por colegas nacionalistas en su instituto, de forma sistemática, hasta conseguir deshacerse de él por la vía de la prejubilación.
Enseñó Historia durante 35 años en la educación pública catalana y no estaba dispuesto a permitir la tergiversación de nuestras raíces, de nuestra historia, asegura a redes paralelas.
Tras pasar por siete institutos, el Joan Boscà de Barcelona se convirtió en su tumba profesional por situaciones de acoso laboral y persecución ideológica por parte de la dirección, la inspección y su entorno cómplice, asegura Oya, recordando que ya desde su primer día en el centro en 2017 le tacharon de “fascista” y “a quién nos han metido aquí” …
El 1 de septiembre, primer día del curso, el director del IES, Ignacio García de la Barrera, le esperaba junto a la coordinadora pedagógica Maite Condal Sarries, que ni siquiera le saludó, vaticinando un ambiente que le llevó por un camino de sanciones, acusándole de “machista” sin venir a cuento y sólo por ejercer la libertad de cátedra en sus clases.
A Francisco Oya se le conocía ya por su participación en las asociaciones Profesores por el Bilingüismo e Historiadors de Catalunya. Sus publicaciones sobre la inmersión lingüística catalana y sobre el adoctrinamiento ideológico eran repudiadas abiertamente por el director, lo que supondría desde un principio un choque ideológico y, en consecuencia, un desamparo institucional.
Le expedientaron por rebatir las falsedades históricas separatistas en las aulas, así como por dar clases en castellano.
Conjuntamente, dos inspectores de la Generalitat, a instancias del director del IES Joan Boscà, le abrieron un expediente disciplinario que culminó en 2019 con una sanción de 10 meses de suspensión de empleo y sueldo, por “lenguaje ofensivo contra las minorías”, con comentarios “homófobos, sexistas y xenófobos”, sin que el expediente ofreciera ni un solo ejemplo de dichos supuestos comentarios. Tras la pertinente investigación policial, a raíz de una denuncia del profesor Oya, se pudo constatar que esas acusaciones eran falsas pero la Fiscalía, inexplicablemente, da carpetazo al asunto y no lleva el expediente a los Tribunales. A pesar de ello, el profesor Oya ganó el contencioso administrativo que presentó contra la Generalitat y consiguió anular la sanción.
Le siguieron acosando a través de alumnos que grababan sus clases en castellano para colgarlas en redes, siguiendo indicaciones del director, dice Oya, y alumnos simpatizantes de la CUP colgaban en el mismo instituto pancartas rezando: “Fuera fascistas de nuestro centro”.
La tortura mental continuaba para impedir que el profesor siguiera con sus clases, la situación le produjo depresión y ansiedad, por lo que pidió un traslado que le fue denegado sin más. No le quedaba otro camino que el de la prejubilación en 2019, con perjuicio económico por la pérdida de derechos.
Francisco Oya se ha convertido en un modelo de lucha contra la falsificación de la Historia por parte del independentismo supremacista, que para él no es más que un instrumento político utilizado para ensanchar la brecha entre Cataluña y el resto de España.
Ha desmontado mitos del independentismo en sus artículos y en las aulas, pero la situación actual, dice, requiere un cambio profundo por parte de la Administración del Estado, recuperando competencias en Educación entregadas a las Comunidades Autónomas para así evitar ataques ideológicos a sus funcionarios. Como mínimo, debería ser el Estado quien elija a los directores de los centros educativos estatales y pague directamente a los funcionarios, en lugar de las CCAA; también sugiere una EBAU única para toda España.
Reclama que el Estado debería controlar los manuales de los centros a través de la Real Academia de la Historia. También apunta a la escasa voluntad política que han tenido hasta hoy los partidos nacionales, que han gobernado dejando los temas educativos, así como la legislación sobre el uso de la lengua, en manos exclusivamente de los separatistas.
DENUNCIADOS POR LA VÍA PENAL
Oya sigue teniendo mucho que contar y exige justicia, pero esta vez lo hace a través de una denuncia penal contra el director del IES Joan Boscà, Ignacio García Barrera, y contra los dos inspectores que instruyeron su expediente, Nieves Lorenzo y Antoni Doménech, por acoso laboral, prevaricación, falsedad en documento público y coacciones que le impedían ejercer sus derechos fundamentales, como la libertad de cátedra.