Redacción – El papa Francisco presidió la misa Crismal con la que se abre el llamado Triduo pascual, con el que comienzan los ritos de la Semana Santa, y en su homilía pidió a los sacerdotes que eviten las divisiones, que después «fomentan partidos y cordadas» en la Iglesia. Roma, 6 abril
El papa, que fue dado de alta el pasado sábado después de haber estado ingresado tres días en el hospital Gemelli por una bronquitis, apareció en buena forma y presidió la misa en un lado del altar como estaba establecido debido a sus problemas en la rodilla que le impiden estar mucho tiempo de pie, mientras que celebró el cardenal Angelo de Donatis.
El papa acudió para celebrar la misa de «Coena domini» del Jueves Santo y lavar los pies a doce reclusos a la cárcel de menores de Casal del Marmo, en la periferia de Roma, donde estuvo en su primera Semana Santa como pontífice hace 10 años.
En la misa se conmemoró la institución del sacramento del orden sacerdotal por Jesucristo durante la Última Cena y se dedicó a la renovación por parte de los sacerdotes de los votos de pobreza, castidad y obediencia, por lo que a la ceremonia participaron sobre todo los curas de la diócesis de Roma, pero también llegados de otros puntos de Italia.
Además durante la ceremonia también se bendijeron los óleos de los catecúmenos, el de los enfermos y del crisma, que se utilizan durante el año para los bautismos, confirmaciones y unción de los enfermos.
En la homilía en la que el pontífice tradicionalmente da consejos a los sacerdotes, los instó a «crear armonía» porque advirtió: «Cuando nos convertimos, aunque sea por ligereza, en instrumentos de división; y le hacemos el juego al enemigo, que no sale a la luz y ama los rumores y las insinuaciones, que fomenta los partidos y las cordadas, alimenta la nostalgia del pasado, la desconfianza, el pesimismo, el miedo».
«Tengamos cuidado, por favor, de no ensuciar la unción del Espíritu y el manto de la Madre Iglesia con la desunión, con las polarizaciones, con cualquier falta de caridad y de comunión. Recordemos que el Espíritu prefiere la forma comunitaria: la disponibilidad respecto a las propias necesidades, la obediencia respecto a los propios gustos, la humildad respecto a las propias pretensiones», añadió.
El papa también pidió a los sacerdotes que sean amables. «Si la gente encuentra incluso en nosotros personas insatisfechas y descontentas, que critican y señalan con el dedo, ¿dónde descubrirán la armonía?», dijo
«¡Cuánta gente no se acerca o se aleja porque en la Iglesia no se siente acogida y amada, sino mirada con recelo y juzgada! En nombre de Dios, ¡acojamos y perdonemos siempre! Recordemos que ser agrios y quejumbrosos, además de no producir nada bueno, corrompe el anuncio, porque contra-testimonia a Dios, que es comunión y armonía». aseveró.
Y les instó «a perdonar siempre» a todos los fieles que lo pidan.
Francisco también presenció el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo, el Sábado Santo presidió la Vigilia Pascual y el domingo en la plaza de San Pedro oficiará la Misa de Resurrección e impartirá la tradicional bendición Urbi et Orbi asomado en el balcón central de la fachada de la basílica vaticana.
/EFE